sábado, 19 de abril de 2014

Cultura del Altiplano Cundiboyacense


Iris Azucena Delgadillo

La región del altiplano cundiboyacense es un gran meseta con verdes de todos los matices donde emergen poblaciones de clima frio que tienen en común muchas de las costumbres heredadas de los indígenas Muiscas y Chibchas que la habitaron en épocas antiguas y de las tradiciones impuestas por la colonia. Chiquinquirá, Capital Religiosa de Colombia es una de los destinos turísticos más apetecidos por los visitantes quienes vienen a cumplir su promesa a los pies de la Virgen del Rosario en su imponente Basílica ubicada en la Plaza de la Libertad, conocida como la Sala de Recibo de los Colombianos.
 Etimológicamente, su nombre proviene del vocablo chibcha Xequenquira que significa pueblo sacerdotal o también tierra de nieblas y pantanos, lugar de recogimiento y adoración de nuestros antepasados. Se erige sobre un hermoso valle rodeado de grandes montañas y descansa como una gran dama sobre verdes praderas  que brindan armonía y descanso espiritual. El Cerro Terebinto reserva forestal, posee rutas naturales propicias para la meditación acompasada por el arrullo de las especies que habitan el lugar. Sus calles de corte colonial, adornadas con bellos balcones que datan de una época de leyenda y de historias propias de nuestros abuelos, constituye el Centro Histórico y Cultural. Cada rincón está poblado de poesía, por lo que ha merecido el nombre de Atenas Boyacense. Sus artesanías son el legado cultural de muchas generaciones; de la tagua conocida como el marfil vegetal se construyen delicadas figuras, producto de la sensibilidad de nuestros artesanos, los hacedores de tiples y guitarras aún conservan la herencia romántica de los cantores a sus enamoradas con serenatas y coplas nacidas de su corazón.Cada año se celebran dos fiestas en honor a la Reina y Patrona de Colombia: el 9 de Julio se conmemora su Coronación en la misma fecha de 1919 en Bogotá y el 26 de Diciembre, la renovación milagrosa del cuadro con peregrinaciones provenientes de distintas regiones del país y del extranjero.
 Durante todo el año se llevan a cabo distintas festividades religiosas y culturales como la Celebración de la Semana Santa, la Feria Comercial Equina, Festival Juvenil de Teatro, Encuentro Nacional del Tiple, Encuentro Internacional de Escritores, Concursos de Cuento y Poesía, Feria Artesanal Nacional, el Festival de la Guabina Chiquinquireña y el Aguinaldo, con amplia participación de todos los sectores y habitantes de municipios cercanos que disfrutan de la “Fiesta Linda”. En las fiestas campesinas no puede faltar la tradicional chicha boyacense elaborada con maíz y miel de caña, el masato y el guarrús. Entre las comidas tradicionales se encuentran la mazamorra chiquita, el cuchuco de trigo con espinazo de cerdo, la gallina sudada, los envueltos de mazorca, las arepas de trigo rellenas de queso, las génovas de cerdo, la longaniza, los dulces de colores y gran variedad de postres. La música charranguera cuyo principal exponente es el maestro Jorge Veloza Ruiz hace parte del repertorio de toda clase de fiestas sociales y su difusión y fortalecimiento se procura a través de concursos como La Guitarra de Plata Campesina y el Concurso de Música Popular RC Reina de Colombia promovidos por las emisoras locales. Por último, el impacto de la globalización en nuestra región, ha sido positivo en cuanto ha favorecido la realización de eventos como el Festival Internacional de la Cultura, en el mes de septiembre, donde nos hemos deleitado con muestras de danza, teatro y otras expresiones de distintas latitudes; lo negativo, surge en nuestros niños y jóvenes quienes prefieren lo que viene de afuera, especialmente en la música, que lo nuestro, lo autóctono, lo tradicional, lo que engrandece.

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